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Quién es Patricia Fernández, la escritora y referente de ‘BookTok’ en España que acerca la lectura a millones de usuarios








La 'tiktoker', escritora y periodista Patricia Fernández.


La ‘tiktoker’, escritora y periodista Patricia Fernández.
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La comunidad de lectores y lectoras en TikTok es conocida como BookTok,
una etiqueta que permite aglutinar todas las noticias, recomendaciones
y, también, «salseos culturales». La reina de esto en España es Patricia Fernández.

Ella
misma se ha denominado la encargada de llevar al público algunos de los
escándalos literarios del pasado y relacionarlo con la reivindicación y
la enseñanza. Por eso, ha sido la ganadora del Premio TikTok de Divulgación, como referente. 

Quien es la ‘tiktoker’ Patricia Fernández

Patricia Fernández Montero
nació el 6 de marzo de 1998 y siempre se ha considerado una apasionada
de la escritura. Por eso, empezó en las redes sociales volcando todo su
trabajo en un blog.

 A los 17 años, ya publicó su primer libro, un poemario llamado Ya no tengo miedo,
en el que denunciaba los malos tratos que había sufrido su madre. Con
esta reivindicación, comenzó su trabajo como activista, al mismo tiempo
que seguía desarrollándose como poeta. 

Poco después, publicó Antología del Amor
mientras comenzaba a estudiar Periodismo y Comunicación Audiovisual y
se centraba en luchar por mejores leyes contra la violencia machista con
la asociación Avanza sin Miedo.

En 2022, ya trabajaba en la radio y hacía entrevistas para su página web, cuando probó TikTok como herramienta transversal para hablar de cultura. Desde entonces, todo ha cambiado. 

Con
400.000 seguidores y creciendo, ha acumulado 10 millones de ‘me gustas’
relacionando todos los escritores clásicos con los ‘salseos’ actuales,
trayendo a este siglo la literatura del pasado. 

Thank you for watching

Apasionada por Lorca, ha sido aplaudida por su labor, extendiendo sus ganas de leer y demostrando que aún hay muchos jóvenes que les encanta la literatura. 

Tras ser la ganadora en 2022 en la misma categoría de divulgación, Patricia Fernández no ha parado. Sigue trabajando en la radio, defendiendo los Derechos Humanos, creando contenido en TikTok y trabajando con muchas marcas como presentadora o entrevistadora. 

Una influencer perfecta para recomendar libros que ha demostrado que se puede hacer mucho con los pocos segundos de atención que brindan las redes sociales. 





El cuaderno dorado, de Doris Lessing

Doris Lessing fue una escritora combativa de gran personalidad, que se independizó de su familia a los quince años y se opuso a las convicciones racistas de los países del sur de África después de treinta años viviendo en la sociedad dominante de los blancos, a la que pertenecía por nacimiento. Sus reivindicaciones de libertad fueron tomadas como ejemplo por muchas mujeres.

La escritora británica Doris Lessing, antítesis de lo políticamente correcto, es una mujer que huye de los estereotipos. Su vida no es la de una mujer convencional. Doris May Tayler nace en Kermanshah, cuando todavía era Persia (hoy Irán) en 1919, donde su padre era un oficial del Ejército británico mutilado en la Primera Guerra Mundial y su madre, enfermera. En 1925 se establece con su familia en una granja de Rodesia del Sur, actual Zimbabue, que entonces era una colonia británica. Allí permanece los primeros treinta años de su vida.

Vive una infancia problemática. A los catorce años abandona los estudios, aunque seguiría una formación autodidacta con la lectura de numerosos libros, y un año después se independiza, huyendo del ambiente opresivo que vivía en su casa, con una madre a la que describe como frustrada, amargada y autoritaria y con la que tenía una pésima relación. «Estaba luchando por mi vida contra mi madre». Empieza a trabajar en diversos empleos: niñera, telefonista, oficinista, estenógrafa y periodista, y se casa dos veces, primero a los diecinueve años, con Frank Charles Wisdom, con quien tuvo dos hijos y del que se separa cuatro años después para unirse a un grupo de comunistas dirigidos por el exiliado judío alemán Gottfried Lessing, con quien contrae matrimonio en 1944. Se divorcia de nuevo y, en 1949, parte hacia Londres acompañada únicamente de su tercer hijo, el que tuvo con Lessing, dejando a sus otros dos hijos al cuidado de su padre. Ya en su vejez diría al respecto: «Tuve que dejar a mis hijos, tuve que hacerlo, era cuestión de vida o muerte para mí. No hubiera podido seguir soportando aquella vida de blancos en Sudáfrica». «Quedarme en Rodesia era quedarme en el limbo».

Así que decide hacer borrón y cuenta nueva y, rondando los treinta años, llega a Londres llena de confianza y optimismo, con menos de 150 libras en el bolsillo, un par de baúles llenos de libros, un poco de ropa y el manuscrito de su primera novela, Canta la hierba, con la que consiguió abrirse camino en el mundillo literario londinense. «La esencia de este viaje era precisamente alejarme de ella (su madre), de la familia y de aquel país tan terriblemente provinciano, Rodesia del Sur, donde si por azar surgía una conversación, esta giraba, siempre, en torno a la segregación racial y la incapacidad de los negros. Ahora era libre. Por fin podía ser totalmente yo misma. Me sentía independiente y dueña de mis actos…».

Confiesa que en el amor y en la política fue desafortunada. Durante su estancia en Londres fue miembro del Partido Comunista británico hasta 1954, cuando abandonó su militancia tras un fuerte desencanto ideológico, sobre todo a raíz de conocer los crímenes de Stalin. El personaje Anna Wulf de su novela El cuaderno dorado refleja, entre otras cuestiones, su decepción ideológica. En esta etapa, su contundente denuncia del régimen racista de Sudáfrica hizo que las autoridades sudafricanas le prohibieran la entrada en este país durante cuarenta años. Su propio país, Rodesia, la declaró en 1956 «persona non grata» y no pudo regresar hasta 1982.

Escritora prolífica de más de medio centenar de libros, su obra es muy ecléctica; practicó casi todos los géneros literarios, incluida la ciencia ficción. También ha demostrado ser una notable autora de narraciones breves y cuentos. En su obra se refleja su experiencia africana, en una doble vertiente: su gran amor por África y, por otro lado, su relación con el colonialismo y la tensión racial, que vivió de cerca durante su estancia en Rodesia. La serie de cinco novelas llamada Hijos de la violencia narra la historia de Martha Quest en la sociedad colonial de Rodesia del Sur

En su narrativa también hay un registro del desencanto ideológico, la opresión, la injusticia y el sexismo.

El cuaderno dorado, publicado en 1962, considerada una obra maestra de la literatura inglesa del siglo XX, es su obra más famosa en todo el mundo. Hay quien la ha calificado como obra cumbre de la literatura feminista. Sin embargo, a Lessing le resultaba muy irritante que se hiciera esta lectura de su novela y que para algunas personas se convirtiera en una especie de «biblia política de feministas». «Es una más de tantas etiquetas que me han puesto. Ni yo soy feminista ni mi prosa es feminista. No lo digo para contrariar a nadie, y sé que a varias feministas no les caigo bien». En otra entrevista matiza: «Es un libro sobre la complejidad que suele leerse desde la simplicidad y el fanatismo activista o militante. Si me pregunta si me considero feminista, le diría que sí, pero en mi psicología no está el hábito de colocarme del lado de las víctimas, que es algo que predomina en el discurso de las mujeres modernas». En este sentido, reconoció que su pretensión no era escribir algo sobre liberación femenina. «La forma del libro en sí era mi interés central. El cuaderno se escribe a partir de fragmentos, que son los reflejos de un yo dividido que busca integrarse».

«Yo no escribo desde el compromiso político; mi literatura está comprometida con la literatura» –señaló la propia autora. Suscribía la máxima de Virginia Woolf, según la cual las escritoras serán libres cuando, sentadas a escribir, no piensen si lo hacen o no como mujeres. Por ello hay quien entiende algunos de sus libros más como una exploración del alma de la mujer que como un alegato feminista.

Resultado de una intensa búsqueda personal, tras abandonar el comunismo se acogió a la práctica y modo de vida sufí, aunque no es algo de lo que le gustara hablar. «Eso pertenece a un terreno íntimo, a mis propias vivencias, de las que no hablo. Simplemente las vivo», si bien reconoce que fue producto de una necesidad de entender al otro, y que le ha permitido ponerse en los zapatos de los demás.

De comunista a sufí, del realismo tradicional de su narrativa a su repentina incursión en la ciencia ficción, con descripciones épicas y míticas de un universo ficticio, como en la serie de novelas Canopus en Argos. Giros radicales en lo personal y en lo literario que le costaron no pocas críticas, a las que, dicho sea de paso, nunca prestó demasiada atención. Es evidente que Lessing trasciende las etiquetas. Y demostró no ser menos convencional con la recepción de algunos galardones. Cuando la reina Isabel II quiso condecorarla con la Orden del Imperio Británico, ella la rechazó diciendo: «¿Qué imperio?».

Con sesenta y cinco años hizo un experimento con la industria editorial: utilizó un seudónimo, Jane Somers, presentando dos novelas como autora novel, que fueron rechazadas por sus propios editores, y cuando logró publicarlos, las críticas fueron regulares y vendió muy poco, demostrando que el rechazo no siempre tiene que ver con la calidad y el talento de su autor. Este experimento le hizo decir a Lessing: «Nada tiene tanto éxito como el éxito».

En 2007 recibió el premio Nobel de literatura por ser «la narradora épica de la experiencia femenina que, con escepticismo, ardor y una fuerza visionaria, escruta una civilización dividida», según recogió la Academia en su veredicto. Su nombre llevaba sonando para el Nobel más de veinte años. Cuando por fin lo obtuvo, dijo al descender del taxi de regreso a su casa: «I couldn´t care less» («No me podría importar menos»).

fuente: huellas de mujeres geniales


El cuaderno dorado
Paloma Uría (Página Abierta, 188-189, enero-febrero de 2008)
Doris Lessing (1919) es una de las personalidades literarias más representativas del convulso siglo XX, por su compromiso social y político, su independencia personal e ideológica, su capacidad de reflexión y espíritu crítico y por habernos legado todo ello de forma magistral en El cuaderno dorado (1962), uno de los exponentes de mayor interés de la creación literaria occidental del siglo pasado.
El cuaderno dorado se publicó en el Reino Unido en 1962, pero a España no llega traducido hasta 1978, en una edición de Noguer: la censura no habría permitido su publicación durante el franquismo. Se trata de una novela “de ideas”, que contiene, precisamente, la experiencia vital del medio siglo transcurrido.
Adopta una estructura compleja, una especie de enfoque caleidoscópico, con diversas perspectivas que conjuntamente proporcionan un significado unitario. Consta de una novela que lleva por título “Mujeres libres” y cuatro diarios: el cuaderno negro, el cuaderno rojo, el cuaderno amarillo y el cuaderno azul. Al final, se añade el cuaderno dorado.
 “Mujeres libres”, título con una buena dosis de ironía, se puede leer como una narración convencional, y como tal, en palabras de la autora, demuestra la incapacidad de abarcar en ese tipo de novela la complejidad de la verdad y de la vida. Trata de la vida de dos amigas, Anna, escritora, y Molly, actriz, ambas divorciadas, con un hijo y una hija respectivamente. Las dos tratan de mantener su independencia emocional e ideológica y su vida autónoma, superando diversos episodios amorosos fracasados, enfrentándose con la crisis de sus ideales políticos y asumiendo la incomprensión de sus hijos, que, de un modo u otro, se rebelan contra la forma de vida inconformista y libre de sus madres. El final refleja, de alguna manera, el desencanto, el desánimo y el relativo fracaso de sus expectativas. Sus hijos se integran plenamente en el sistema: la niña rechazando la escuela pública para ingresar en un internado, como la mayoría de sus amigas, y el hijo de Molly convirtiéndose en un hombre de negocios “progresista” vinculado al partido laborista. Molly, por su parte, se casa y se va a vivir al campo, y Anna, después de romper con su último amante y de abandonar definitivamente el partido comunista, renuncia a escribir y busca trabajo como asistenta social en el ámbito, también, de un laborismo al que siempre ha despreciado.
Los cuadernos, que comprenden desde 1951 hasta 1957, son partes separadas del diario de Anna Wulf y recogen aparentemente la misma historia que la novela “Mujeres libres”, pero con un minucioso análisis de las emociones, sentimientos e ideas de Anna. La idea de dividir su diario en partes viene dada por el deseo de conseguir un cierto orden en el caos: separar experiencias para profundizar en ellas y ordenarlas, en la medida de lo posible. Así, el cuaderno negro está relacionado con Anna Wulf  como escritora, el rojo trata de política, el  amarillo inventa historias basadas en su experiencia y el azul intenta ser un diario de la vida cotidiana.
En el cuaderno negro, con el pretexto de hacer una sinopsis de la única novela publicada por Anna, se relata la experiencia africana. Un grupo de conspiradores blancos de filiación comunista conviven y conspiran en una pequeña ciudad sudafricana: la crítica al apartheid se combina con la futilidad del grupo, su alejamiento de la realidad africana, su incapacidad para conectar con los nativos, sus divisiones internas. Sus enemistades, amores y odios hacen de este relato la parte más atractiva, en mi opinión, del conjunto de la obra; es también menos introspectiva y compleja. Destaca la belleza de una prosa sencilla pero evocadora de los ambientes y paisajes africanos, con una intensa capacidad de sugerencia, casi siempre a partir de simples episodios concretos pero intensamente evocados. Es inevitable interpretar este cuaderno como una referencia autobiográfica de Doris Lessing y su vida en tierras africanas.
El cuaderno rojo es una reflexión sobre la experiencia militante en el Partido Comunista británico: es la historia de un progresivo desengaño: el centralismo y la burocracia, el lenguaje estereotipado, la fidelidad acrítica a las consignas emanadas de Moscú, las repercusiones de los acontecimientos de Hungría y de Praga, las esperanzas de cambio que siguen a la muerte de Stalin y el desencanto subsiguente… El terrible fracaso de unos ideales de justicia que impulsaron a toda una generación a confiar en una ideología que se demostró incapaz y que traicionó los mismos ideales que le habían dado vida. Es un relato demoledor y sin concesiones que, sin embargo, deja en pie la validez de las esperanzas que había suscitado.
En el cuaderno amarillo, Anna escribe historias basadas en su propia experiencia, historias de amor y desamor entre una mujer y un hombre que expresan el fracaso de las relaciones sentimentales entre los sexos. A la manera de las muñecas rusas, tenemos una novela dentro de una novela que a su vez es fruto de la experiencia de una persona real, la propia Doris Lessing, y en los tres planos leemos la misma historia.
El cuaderno azul es un diario de la vida cotidiana de Anna Wulf. Relata su amistad con Molly, los problemas del hijo de ésta, los avatares de su vida amorosa, sus visitas a la psicoanalista y el análisis de sus sueños, las relaciones con su hija Janet. Reflexiona sobre sus relaciones con el partido comunista, las dificultades creadoras y su actual esterilidad artística. Recoge también, en forma de noticia periodística, los principales acontecimientos mundiales: la guerra de Corea, la creación de la bomba de hidrógeno, el conflicto del canal de Suez, las purgas en los países comunistas, la represión en Checoslovaquia, las actuaciones del comité de Mcarthy, la ejecución de los Rosenberg, los conflictos raciales en Kenia: una visión angustiada y pesimista de la explotación, la crueldad y la injusticia.
Finalmente, el cuaderno dorado aparece como la superación de la fragmentación vital de Anna, como la expresión de una madurez arduamente alcanzada. Es el resultado de la última y traumática experiencia con su amante americano. Ambos están a punto de destruirse mutuamente, pero de este proceso de autodestrucción surge una mutua comprensión, una fusión de ambas personalidades, y se separan en armonía, en busca, cada uno, de un nuevo camino, y así, son capaces de escribir juntos el final del cuaderno dorado.
Son varios los temas que se abordan en la novela, aunque destacaría dos principales: el compromiso político, el comunismo o el intento fracasado de una ética universal, y las relaciones sentimentales y sexuales entre los hombres y las mujeres. De forma quizá secundaria, se trata la cuestión de la creación literaria, la validez de la novela, el realismo y la subjetividad, pero todo ello integrado en el tema que sirve de eje: la libertad y la autonomía de las mujeres.
Doris Lessing insiste en el peso fundamental que los ideales comunistas, ideales de justicia y de lucha contra la opresión, tuvieron en toda una generación de jóvenes británicos y también cómo estos ideales fueron traicionados por la evolución de la Unión Soviética y de los partidos comunistas, hasta el punto de que esa generación, de la que ella formaba parte, se vio sumida en el fracaso y en el desencanto, abandonando de una forma u otra su compromiso político. Sin embargo, y a pesar de ello, la protagonista de la novela reivindica la validez intrínseca del ideal primigenio de justicia que inspiró a sus coetáneos, y la necesidad de continuar, aunque sea de forma modesta e individual, en la lucha.  
Las relaciones sentimentales y sexuales se presentan siempre como un conflicto sin solución: las mujeres libres y emancipadas encuentran dificultades para mantener su autonomía, pues acaban enamorándose de sus compañeros sexuales al integrar placer sexual y sentimientos y, por lo tanto, se sienten traicionadas ante el abandono; los hombres, por su parte, buscan en “las mujeres libres” variedad, aventura y, con frecuencia, un escape de la monotonía y los deberes de una relación conyugal. Hay una cierta conciencia del fracaso por parte de las mujeres al ligarse sentimentalmente a los hombres; y hay una visión negativa de la capacidad de éstos para experimentar sentimientos profundos y duraderos: sus protagonistas son hombres inteligentes, luchadores, pero egoístas e inmaduros en el campo de los sentimientos. Tanto unas como otros son personas incompletas y frustradas, como la vida misma, por otra parte.
¿Es, pues, El cuaderno dorado una novela feminista? No explícitamente: no existía aún, en 1962,  un movimiento feminista del que pudiese ser portavoz. Por otra parte, la visión de la sexualidad de las mujeres que se refleja en la novela está muy lejos de la sexualidad feminista que se reivindicará años después.
Sin embargo, en la década siguiente de su publicación, el movimiento feminista británico se sintió representado en El cuaderno dorado. Y no es de extrañar, porque Anna Wulf y Molly se han convertido en símbolo de las mujeres que, contra viento y marea, preservan su independencia de criterio, su autonomía, su capacidad para la creación artística, para el compromiso social y político, para la comprensión de las debilidades humanas, para el diálogo, sin por ello renunciar a las relaciones maternales o amorosas. Fracasadas pero nunca vencidas,  expresan su deseo de continuar, como dicen en la novela, empujando la roca a la cima de la montaña.
Los que no han estado precisamente a la altura de las circunstancias han sido los señores académicos suecos. ¿Se imaginan ustedes que se hubiese concedido el Premio Nobel a Thomas Mann, por poner un ejemplo, “por la sensibilidad con que ha expresado la experiencia masculina”? Señores académicos, no sean ustedes tan paternalistas y condescendientes. Doris Lessing ha expresado en su obra, de forma magistral, una experiencia universal, porque no sólo el hombre, sino también la mujer “es  la medida de todas las cosas”.

Territorio Luz

Tsushima, Yuko, seudónimo de Satoko Tsushima, nació en Tokio, Japón, en 1947.


Su padre fue el célebre novelista Osamu Dazai, que se suicidó arrojándose al río Tama junto con su amante cuando su hija tan solo contaba un año (más adelante, la autora escribiría un relato sobre este suceso, titulado «El reino del agua»). El padre cumplió así con un shinjū, un doble suicidio por amor Tsushima publicó su primer libro, un volumen de novelas cortas, a la
edad de 24 años. Entre sus obras más importantes destacan Hija de la fortuna (1978; Premio de Literatura Femenina de Japón), La galería de tiro y otras historias (1973-1984; uno de los relatos incluidos en este volumen, «Los comerciantes silenciosos», le procuró el Premio Kawabata) o Territorio de luz (1979; Impedimenta, 2020).
Gran parte de sus primeras obras de ficción están basadas en su propia experiencia como madre
soltera, aunque se casó y tuvo un hijo y una hija, se divorció. Su hijo se ahogó accidentalmente en la bañera mientras ella estaba en la habitación contigua. En su madurez, su obra se caracterizó ​ por tratar temas relacionados con la comunidad indígena japonesa y la ocupación americana de Japón.
Aseguraba que el tema constante en su obra es el amor y la soledad Además de novelista, Tsushima también fue ensayista y crítica literaria, y publicó numerosos artículos en varios periódicos. Asimismo, trabajó como profesora en el Instituto Nacional de Lenguas y Civilizaciones Orientales entre 1991 y 1992, y participó activamente en iniciativas como Japan-India Writers’ Caravans, que buscan tejer redes entre distintos países.
Tsushima ganó gran parte de los premios más importantes de su Japón natal, incluyendo el Premio Noma, el Premio Izumi Kyōka de Literatura o el Premio Tanizaki. Fue denominada por The New York Times como «una de las más importantes escritoras de su generación» y su obra ha sido traducida a varios idiomas.
Entre sus influencias, Tsushima solía citar a autores como Tennesse Williams o William Faulkner. La escritora y crítica inglesa Margaret Drabble dijo que nada tenía que envidiar a los mejores textos de Virginia Woolf.
Falleció en 2016 en Tokio a causa de una neumonía.

Territorio de luz: El derecho a la imperfección de Yuko Tsushima

24 septiembre, 2020
Territorio de luz es una breve novela sobre una mujer que, recién separada de su marido, se muda a un pequeño apartamento de la ciudad de Tokio junto a su hija de dos años. Escrito por la autora Yuko Tsushima, en 1978 el libro recibió el Premio Noma, un prestigioso galardón de literatura japonesa.
Ahora, más de 40 años después, la editorial Impedimenta, con Tana Oshima encargada de la
traducción, se ha ocupado de rescatarla y publicarla por primera vez en castellano.

La novela se divide en doce capítulos cortos, más o menos independientes unos de otros. Esto es así porque Tsushima fue publicando el texto a lo largo de todo un año en una revista mensual japonesa: doce meses para doce capítulos. Doce meses que es precisamente el tiempo que pasan la protagonista y su hija en el recién alquilado apartamento de Tokio antes de mudarse a otro, dejando atrás un corto pero intenso periodo de vida para ambas.
En realidad, “Yuko Tsushima” es un seudónimo. El nombre real de esta autora que falleció en 2016 en Tokio es Suko Tsushima (Tokio, 1947-2016). Suko (o Yuko) fue hija de Osamu Dazai (Kanagi, 1909- Tamagawa, 1948), uno de los novelistas emblemáticos del Japón del siglo XX. La biografía de Dazai encaja con el trágico cliché del autor japonés maldito y atormentado: su vida disoluta y rebelde terminó siendo él aún joven, cuando se suicidó arrojándose al río Tama atado a su amante. Este suceso influyó en la literatura de Tsushima, que apenas tenía un año cuando su padre murió. Sin embargo, Territorio de luz es interesante por muchos otros aspectos que a continuación discutiremos.
Tokio, años 70
Leyendo la novela uno comprende que no debía ser sencillo para una mujer divorciada vivir en el
Japón de los años 70, como si la separación no fuese un gran error, como si el fracaso en el matrimonio no fuera una sentencia de infelicidad y aislamiento perpetuos, sin capacidad de solución.
“Ahora no hay día en que no me arrepienta. Desde que me divorcié, todo me fue de mal en peor. No
volví a encontrar a nadie como él. Y, por mucho que me arrepienta ahora, ya no puedo recuperarlo.
Ahora sufro las consecuencias, y por eso no puedo dejar de advertirla. No se separe”, le sermonea una mujer a la protagonista del libro, cuyo nombre desconocemos. El divorcio no es el paso correcto, parece decirle a la protagonista todo el mundo a su alrededor. Es, de hecho, una equivocación fatal.
Esa forma de salirse de la línea preestablecida, del sendero marcado por la estricta sociedad
japonesa, acarrea en la protagonista multitud de dudas y contradicciones. La mujer construida por Tsushima en Territorio de luz no es ni decidida y ni perspicaz en sus acciones, sino que más bien vacila y rectifica constantemente: ¿será la separación el camino correcto?, ¿podrá ella sola hacerse cargo de sí misma y de su hija?, se pregunta una y otra vez, durante la primera mitad del libro.
Las ideas de la protagonista sobre cómo actuar se contradicen a menudo con las decisiones y
acciones que posteriormente va realizando. Observar la vida de esta mujer absolutamente común durante hechos también absolutamente comunes funciona para el lector como un espejo en donde identificarse: los pensamientos, sueños, decisiones y actos están repletos de ambigüedades y claroscuros. La imperfección de la protagonista es lo que la hace especialmente atrayente.
La maternidad, un estado ambivalente El personaje mantiene, además, una compleja relación con su hija, siendo este otro de los aspectos interesantes de Territorio de luz. “Yo nunca me paraba a pensar en lo que podía hacer para que mi hija durmiera plácidamente. Solo me preocupaba mi falta de sueño y cómo evitar que ella me despertara. Antes de dormir, empecé a beber más whisky de lo que mi cuerpo podía aguantar”, escribe Tsushima.
Como vemos, la autora se esfuerza en dejar claro que la protagonista, que parece rozar la depresión en muchos momentos, no es la madre del año. Aunque el texto no deja lugar a dudas sobre que la mujer verdaderamente ama a su hija, y que su primordial preocupación es criarla y protegerla, se queda dormida con frecuencia por las mañanas, lo que supone llevar a la niña tarde a la guardería más veces de lo debido; se escapa de casa por las noches para recorrer los bares de la ciudad mientras la cría duerme; a veces, incluso, ambas discuten y ella siente una fuerte pulsión de violencia hacia la pequeña. La maternidad no es sinónimo de felicidad; no te realiza, o al menos no todo lo que una desearía.
Territorio de luz de Yuko Tsushima se publicó 1979, pero los temas que aborda y la forma en que lo hace la colocan en perfecta sintonía con el presente, sobre todo por dos cuestiones esenciales: el intento por quitarle trascendencia a la maternidad y el empeño por mostrar una mujer imperfecta, abundante en contradicciones (en definitiva, humana).

Fuente: Colofón revista literaria

Tana Oshima conversa sobre la traducción al español de ‘Territorio de luz’, de Yuko Tsushima

Por EDGAR ARIEL 31 agosto, 2020
Tana, quisiera que me comentaras, para comenzar, cómo recuerdas la primera vez que
leíste Territorio de luz.

La primera vez que leí́ Territorio de luz fue en japonés, pero no en Japón, sino en Nueva York, donde vivo. Había leído otras novelas de Yuko Tsushima en Japón, cuando con veintitantos años volví́ para trabajar en Tokyo. Junko, una compañera de trabajo, era una apasionada de Osamu Dazai, un escritor bastante venerado en Japón, coetáneo de Mishima. Junko me hablaba siempre de Dazai e incluso me llevaba a los bares “de mala muerte” que él frecuentaba en Tokyo. Bares que hoy en día no son de mala muerte sino todo lo contrario, reliquias del siglo XIX. Pero era allí́ donde los escritores “malditos” se juntaban y se emborrachaban hasta perder la conciencia. La cuestión es que Dazai era el padre de Yuko Tsushima, y así́ es como llegué a ella. La primera vez que leí Territorio de luz lo hice con mucha expectación porque me pareció́ que era la novela que quería traducir para Impedimenta. Siempre disfruto mucho leyendo en japonés. Además
de ser una de mis lenguas maternas es una lengua que me arraiga.
¿Cuando piensas en Territorio de Luz, qué momentos del libro vuelven una y otra vez?
Si pienso en fragmentos del libro que me hayan marcado particularmente, a menudo es el final de algún capítulo, que suele ser un sueño que ha tenido la narradora. El paisaje de las dunas que
cantan, los pájaros en el árbol a los que se les caen las plumas, la nuca del hombre que se asemeja a una hueva de pez…
¿Qué hizo que seleccionaras Territorio de luz entre las obras de Yuko Tsushima?
Me interesó Territorio de luz por razones extrínsecas e intrínsecas a la novela. La extrínseca: se
acababa de publicar en inglés. Tsushima es una autora que se publicó́ hace décadas en Estados
Unidos y luego cayó un poco en el olvido. Y luego las razones intrínsecas a la novela: el interés
personal que tuve por la temática del libro. Es la historia de una mujer que se separa de su marido y se queda criando sola a una niña de tres años en el Japón de los años setenta. Me interesó sobre todo la exclusión social a la que ella se enfrenta por ser madre soltera. La novela refleja bien el sistema social tan homogéneo y homogeneizante que hay en Japón, en el que se excluye al que se sale de la línea recta que establece la sociedad, pero también la condición de la mujer en un contexto más universal.
Por eso, tal vez, se suele considerar a Yuko Tsushima como una escritora feminista, ¿qué crees?
A Yuko Tsushima se la ha rescatado en un contexto feminista, sí. Sus relatos se están leyendo bajo una luz feminista porque ahora vuelve a haber una conciencia y una reivindicación de la mujer (digo “vuelve” porque creo que la hubo en los años sesenta y luego quizá́ se diluyó). En cualquier caso, sus novelas sí exponen la condición de la mujer en una sociedad moderna, en este caso es la japonesa, pero muchas de las cosas que relata son universales. Creo que el divorcio en los años setenta debió́ ser duro para cualquier mujer en la mayoría de los
lugares; el estigma de ser madre soltera, el peso de la crianza que cae sobre la madre, el mundo que gira en torno al hombre, la dificultad de la maternidad en unas condiciones de aislamiento y
depresión… Todo esto es universal, es una historia que ha vivido y vive un número inimaginable de mujeres en todo el mundo.
¿Es Territorio de luz un libro feminista?
No es un libro feminista en el sentido militante. El libro no tiene un discurso político en torno a la
mujer, por así́ decirlo, pero a través del relato intimo, personal y literario de una mujer en esas
circunstancias el lector siente empatía por la protagonista. Es aquello de que “lo personal es político”. La protagonista representa a cualquier mujer en el mundo. Lograr esa empatía hacia la situación de la mujer puede considerarse en sí mismo un logro feminista.
Es la primera vez que se traduce al español Territorio de luz, ¿qué valor especial pudiera
tener este hecho?

Creo que el valor que aporta cualquier traducción literaria es difícil de medir, porque no es
simplemente un libro más. Un libro traducido es una inmersión en la cultura de origen, es una
invitación a imaginar otros mundos que existen de verdad al otro lado del planeta, y es un
contrapunto también a las miradas y voces que dominan en la cultura receptora y que acaban
produciendo visiones cerradas. En el caso de Japón, la distancia cultural y geográfica es tan grande con respecto a Occidente, y el contacto entre ambos sigue siendo tan escaso pese a este mundo globalizado, que es fácil caer en estereotipos o en mitos, para bien y para mal. También abunda la mirada colonialista, o a veces turística, que busca solo extraer lo exótico de otras culturas.
La traducción literaria en este sentido permite que una cultura se presente a sí misma como quiere, no como otras culturas quieren (siempre que la traducción sea decente).
Quizá siempre que la traducción trasvase atmósferas y no sintaxis…
“Trasvase” es un termino bastante preciso. Hacer una traducción literaria es, en primer lugar,
escribir. Desde luego, la traducción va más allá de lo lingüístico. Traducir palabra a palabra,
literalmente, no tendría ningún sentido, como tampoco lo tiene empeñarse en buscar siempre
equivalencias culturales para limar las diferencias. Creo que es bueno que el lector se enfrente a un universo que le es extraño.
Pienso en algunas traducciones que, buscando esas equivalencias, eliminan los referentes culturales del país de origen. Por poner dos ejemplos: decir “alfombra” en lugar de “tatami”, o decir bata en lugar de “yukata”, que es un quimono ligero, de algodón, para mí no tiene ningún sentido. Un idioma encierra mucho más que palabras. Encierra un sistema de pensamiento y de creencias, una cosmogonía, una mitología, una actitud y una forma de estar en el mundo. Siempre digo que un idioma, una lengua, es una forma de estar en el mundo. Cuando aprendes un idioma bien, aprendes a estar y a mirar de la manera que ese idioma te sugiere. Incluso a sentir de otra manera. En el japonés esa forma de estar es claramente distinta a las de las lenguas romances. Entonces todo eso que está contenido en una lengua hay que trasladarlo a otra. Muchas veces son matices, detalles que se pueden añadir con una palabra o dos. Otras veces resulta muy forzado y simplemente se sacrifica.
Otro ejemplo que pongo siempre es el de los pronombres personales. En japonés hay seis formas de decir “yo”, según el contexto. Y también la forma de decir “tú” varía. Una mujer se dirige a su marido con un “tú” que es distinto al “tú” que usan dos amigas o al “tú” que utilizas para hablarle a un niño pequeño. Para empezar, en general no se utiliza el “tú”, utilizas el nombre de esa persona y le pones uno u otro apelativo según el nivel de confianza o el respeto que merezca por su estatus (no es una jerarquía socioeconómica sino confuciana, en la que los ancianos merecen mayor respeto, así como los profesores, etc.). El pronombre, en este caso, es mucho más que una palabra. Es una forma de expresar sentimientos y también un sistema de valores y de creencias. Estos matices son difíciles de traducir y hay que introducirlos sutilmente en el texto, siempre y cuando sea posible.
¿Tana, la acción de traducir es una acción deconstructiva?
Entre dos lenguas cercanas no sé si la deconstrucción es necesaria, salvo que se esté́ traduciendo
poesía, quizá́. En el caso del japonés al español, sí. Hay que desmontar las frases o los párrafos
para volver a construirlos, como si desmontaras una catedral piedra a piedra y volvieras a erigirla en otro lugar muy lejano, pero con piedras distintas. Traducir del japonés es reescribir por completo, pero respetando la voz y el estilo del original. Territorio de luz es un libro que he escrito yo pero con las ideas, la voz y el estilo de Tsushima. El libro es suyo, pero escrito por mí. Es algo extraño.
¿Donde radica la fuerza mayor de Territorio de luz?
Territorio de luz es un libro íntimo. Es casi como el diario personal de Yuko Tsushima, sólo que
narrado, hilvanado, pero sigue un orden cronológico y va casi día a día, semana a semana. A veces habla de cosas cotidianas, de cuando hace la compra, de cuando baña a su hija, cuando la recoge de la guardería, y otras veces se detiene en algo pequeño que la sobresalta, casi siempre algo luminoso, una luz, algo que existe más allá de la cotidianidad y que la transporta a un estado de contemplación y de quietud.
También habla mucho de sus sueños, y esos sueños le dan un toque onírico a un relato que por lo demás es puramente terrenal y cotidiano. Creo que la fuerza del libro está en esa cotidianidad por la que ella guía al lector sin dramatismos ni victimismos, con crudeza, con momentos terribles y momentos bellos, con total honestidad sobre sí misma y sobre su relación con el mundo.

Fuente: rialta.org

Cristina Fernández Cubas, Premio Nacional de las Letras Españolas 2023

02/11/2023

  • El jurado ha destacado a la autora “por la magia de su narrativa que la ha llevado a ser considerada como una de las mejores cuentistas españolas”

Cristina Fernández Cubas ha sido galardonada con el Premio Nacional de las Letras Españolas, correspondiente al año 2023, a propuesta del jurado reunido hoy.

Cristina Fernández Cubas, copyright Pilar Aymerich

El jurado ha destacado a la autora “por la magia de su narrativa que la ha llevado a ser considerada como una de las mejores cuentistas españolas. Por el dominio fascinante del empleo de la concisión para narrar historias, que se nutren de la literatura fantástica, y que hace llegar al lector de manera intensa hasta cambiar la forma de entender las cosas”.

Asimismo, el jurado ha destacado que “Fernández Cubas es una autora ineludible que nos invita a pensar en los límites entre la realidad y la ficción, una creadora exquisita que siempre quiso contar”.

El premio, concedido por el Ministerio de Cultura y Deporte, está dotado con 50.000 euros. Distingue el conjunto de la labor literaria, en cualquiera de las lenguas españolas, de un autor español o autora española, cuya obra esté considerada como parte integrante del conjunto de la literatura española actual.

BiografíaCristina Fernández Cubas nació en Arenys de Mar (Barcelona), en 1945. Estudió en Barcelona Derecho y Periodismo, profesión que ejercería posteriormente. Es una de las más destacadas autoras del género de relato breve en España, y entre sus obras están ‘Mi hermana Elba’ (1980), ‘Los altillos de Brumal’ (1983), ‘El ángulo del horror’ (1990), ‘Con Agatha en Estambul’ (1994) o ‘Parientes pobres del diablo’ (2006), con la que obtuvo el Premio Setenil al Mejor Libro de Relatos Publicado en España. La recopilación de la mayoría de estos títulos publicada en 2008 como ‘Todos los cuentos’ recibió el Premio Ciutat de Barcelona de Literatura en Lengua Castellana, el Premio Salambó de Narrativa en castellano y el Premio Cálamo Libro del año.

Posteriormente, otro de sus libros de relatos, ‘La habitación de Nona’ (2015) mereció el Premio de la Crítica, el Premio Dulce Chacón y el Premio Nacional de Narrativa.

También ha escrito novelas como ‘El año de Gracia’ (1985), que inspiró al compositor Albert Sardá una ópera; ‘El columpio’ (1995) o ‘La puerta entreabierta’ (2013) con el seudónimo de Fernanda Kubbs. Además, es autora de la obra de teatro ‘Hermanas de sangre’ (1998); del libro de memorias narradas, ‘Cosas que ya no existen’, (2001), con el que obtuvo el Premio NH de Relato Publicado Cinco estrellas, y del ensayo, ‘Emilia Pardo Bazán’ (2001).

JuradoEl jurado ha estado presidido por María José Gálvez Salvador, directora general del Libro, del Cómic y de la Lectura del Ministerio de Cultura y Deporte; y como vicepresidente ha actuado Jesús González González, subdirector general de Promoción del Libro, la Lectura y las Letras Españolas.

Como vocales han actuado Paloma Díaz-Mas, propuesta por la Real Academia Española; Víctor Fernández Freixanes, por la Real Academia Gallega/Real Academia Galega; Miren Karmele Azkarate Villar, por la Real Academia de la Lengua Vasca/Euskaltzaindia; Marc Mayer Olivé, por el Instituto de Estudios Catalanes / Institut d’Estudis Catalans; Joan Rafael Ramos Alfajarín, por la Academia Valenciana de la Lengua/Acadèmia Valenciana de la Llengua; José María Pozuelo Yvancos, por la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE); Francisca Rubio Gámez, por la Asociación Colegial de Escritores de España (ACE); Irene Suárez Bardón, por la Asociación Española de Críticos Literarios; María de los Ángeles Iglesias Bello, por la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE); Alicia Carmen Miyares Fernández, por el Centro de Estudios de Género de la UNED; Carmen Riera i Guilera, por el Ministerio de Cultura y Deporte y Luis Landero Durán, galardonado en la convocatoria de 2022.

fuente: Ministerio de Cultura y Deporte

Pilar Adón gana el Premio Nacional de Narrativa por ‘De bestias y aves’

El jurado ha destacado su obra “por su gran originalidad, belleza, riqueza poética y fuerza del lenguaje»

23.10.2023 Radio televisión Española

La escritora Pilar Adón (Madrid, 1971) ha sido galardonadac on el Premio Nacional de Narrativa 2023, por su obra De bestias y aves, según ha anunciado el Ministerio de Cultura y Deporte, que otorga el galardón dotado con 30.000 euros.

El jurado ha destacado su obra “por su gran originalidad, belleza, riqueza poética y fuerza del lenguaje. La historia narrada resulta tan fantástica como cercana y reconocible. La obra, escrita en un estilo impecable que por momentos roza el lirismo, logra sumergir a quien lee en una atmósfera perturbadora, asfixiante y de apariencia onírica”.

Asimismo,el jurado ha destacado que “Pilar Adón, con su voz singular, fuera de modas y tendencias, y con una sublime capacidad de imaginar, construye atmósferas y ambientes de naturaleza extraordinaria que atrapan de manera absoluta”.

El ojo crítico - Las bestias y aves de Pilar Adón - Escuchar ahora

La historia de «De bestias y aves» comienza al final del verano, cuando una mujer conduce en plena noche sin saber que se aproxima a Betania, una casa aislada, casi un territorio fuera del mundo, un lugar desconocido y habitado exclusivamente por unas mujeres que, sin embargo, sí parecen conocerla a ella. No le ha dicho a nadie que se marcha ni adónde porque ni siquiera ella sabe que su viaje va a ser tan largo.

Adón es autora además de las novelas Las hijas de Sara Las efímeras; los libros de relatos La vida sumergidaViajes inocentesEl mes más cruel, y los poemarios Da dolorLas órdenesMente animal y La hija del cazador. Ha traducido obras de autores como John Fowles, Penelope Fitzgerald y Edith Wharton.

El Premio Nacional de Literatura en la modalidad de Narrativa distingue una obra escrita en este género literario por un autor o autora española, escrita en cualquiera de las lenguas oficiales españolas, publicada en España en su primera edición en el año anterior, y reconoció en su anterior edición a Marilar Aleixandre.

https://www.rtve.es/play/audios/el-ojo-critico/bestias-aves-pilar-adon/6696276/

El jardín de las Mujeres

Comenzamos el club de lectura con mirada violeta con la novela El jardín de las mujeres, de Aminatta Forna.

Aminatta Forna

Aminatta en realidad nació en Glasgow, Escocia (país natal de su madre) en 1964, pero con tan solo seis meses se trasladó junto con su familia a Sierra Leona (país natal de su padre). La escritora pasó largos periodos de su infancia allí pero también en Gran Bretaña, Irán, Tailandia y Zambia.

Forna es autora del libro de memorias The Devil that Danced on the Water y de tres novelas: Ancestor Stones (2006), The Memory of Love (2010) y The Hired Man (2013). Su segunda novela ganó el Premio de la Commonwealth al Mejor Libro en 2011. Es Catedrática de Escritura Creativa en la Bath Spa University.

Al mudarse a Sierra Leona, su padre trabajó como físico, y posteriormente se metió en política y entró en el gobierno. Sin embargo, pronto renunció a su cargo, alegando un notable crecimiento en la corrupción y la violencia política. Entre 1970 y 1973 fue encarcelado y declarado prisionero de conciencia por Amnistía. En 1975 Mohamed Forna fue llevado a juicio bajo falsas acusaciones de traición. Estos episodios acontecidos durante la infancia de Forna y la investigación que ella misma llevó a cabo sobre la conspiración que rondaba la muerte de su padre, componen el tema principal de las memorias The Devil that Danced on the Water.

Forna estudió Derecho en la Escuela Universitaria de Londres y fue Harkness Fellow en la Universidad de California en Berkeley.

Entre 1989 y 1999 trabajó para la BBC como reportera y documentalista, tanto en radio como en televisión, en los ámbitos del arte y la política. También conocida por sus documentales: Through African Eyes (1995), Africa Unmasked (2002) y The Lost Libraries of Timbuktu (2009). La escritora ha sido miembro del Consejo del Royal National Theatre of Great Britain y miembro del jurado en 2013 de The Man Booker International Prize.

En 2003 creó el proyecto Rogbonko Project para construir una escuela en una aldea de Sierra Leona. Actualmente la organización caritativa lleva a cabo numerosos proyectos en el ámbito de educación, sanidad y maternidad.

Aminatta Forna está casada con el diseñador de muebles Simon Westcott y vive en  el sureste londinense.

Sus obras:

The Memory of Love (Bloomsbury, Abril 2010) es una historia sobre la amistad, la guerra y el amor obsesivo. Además de recibir el Premio de la Commonwealth al Mejor Libro en 2011, la novela también fue seleccionada para el Orange Prize for Fiction 2011, el IMPAC Award 2012, el Warwick Prize 2011 y fue nominada por el European Prize for Fiction 2013. Ha sido seleccionada como uno de los mejores libros del año por el Sunday Telegraph, el Financial Times y ha sido también un libro New York Times Editor’s Choice.

The Devil that Danced on the Water (HarperCollins, 2002), libro de memorias sobre su padre disidente y Sierra Leona,  fue finalista del Samuel Johnson Prize 2003, elegido por the Barnes & Noble Discover New Writers series y presentado como serie en la radio de la BBC y en el diario británico The Sunday Times.

Ancestor Stones (Bloomsbury 2006) ganó el premio Hurston Wright Legacy Award por la categoría de ficción, el Liberaturpreis en Alemania y el premio Aidoo-Snyder Book Prize, y fue nominada para el International Dublin IMPAC Award. También fue un libro New York Times Editor’s Choice, seleccionadoa por el Washington Post como una de las mejores novelas del 2006 y por The Listener Magazine’s como uno de los 10 mejores libros del 2006.

Aminatta ha publicado relatos cortos y fue finalista del BBC National Short Story Award en 2010. Sus ensayos y sus artículos han aparecido en Granta, The Times, The Observer y Vogue. También ha escrito para la televisión y la radio, y entre sus créditos televisivos se incluye The Lost Libraries of Timbuktu (BBC Televisión, 2009).

Sus obras han sido traducidas a quince idiomas.

Fuente: Casa África

Aminatta Forna reúne periodismo e historia en El jardín de las mujeres

Juan Carlos G. Partida Periódico La Jornada Lunes 7 de diciembre de 2009,

Guadalajara, Jal. Escocesa de nacimiento, pero africana de fondo, Aminatta Forna (Glasgow, 1964) presentó en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara su novela El jardín de las mujeres, mosaico compuesto por los recuerdos de cuatro mujeres acerca de un polígamo, con el cual ella pretende acercarse al árbol genealógico del que proviene. Historias que, reconoce en entrevista, están relacionadas un poco con su vida, pero que sobre todo buscan penetrar de fondo en una cultura trastocada por la colonización y la guerra.

Hija de padre sierraleonés y madre escocesa, la periodista de la BBC de Londres por 10 años y colaboradora de periódicos como The Independent comenzó a brincar de los medios a la literatura con el libro The Devil that Danced on Water, aún sin traducción al español, el cual recibió elogios de la crítica y la dejó como finalista del premio Samuel Johnson en 2003. Esta primera obra es una memoria de su infancia y la historia de su padre, un medio disidente y líder político asesinado por denunciar la corrupción del gobierno de su país.

“En El jardín… quería escribir sobre mujeres, sobre su esencia, porque el libro sobre mi padre era muy masculino en cierto sentido. Me interesa mucho destacar cómo la vida de las mujeres africanas está muy determinada por las familias en las que nacieron: cuando la madre es la primera esposa el hijo tiene muchos privilegios; pero si se es hija de la tercera o cuarta mujer, éstos disminuyen, salvo si esa mujer es la favorita del padre. La familia refleja siempre a la sociedad de que se trate”, infiere.

–¿Qué tanto sirvió o perjudicó su experiencia de periodista para hacer una novela?

–Estoy muy contenta de haber sido periodista antes, porque estoy acostumbrada a escribir sobre lo que vivo y lo que veo. Cuando estaba escribiendo la memoria sobre mi papá era esencial saberme periodista: tenía que entrevistar a personas que estuvieron involucradas en su asesinato y debía olvidar mi parentesco, porque en ese momento era periodista. Fui capaz de hacerlo, porque era profesional; lo curioso es que los entrevistados también olvidaron que yo era la hija. Fue una cosa sicológica que no entiendo: en un momento olvidamos ese vínculo con la muerte de mi padre. Es decir, lo que veo es lo que me empuja a escribir, por eso no han sido otros escritores los que me han inspirado, sino la propia vida. El periodismo me ha dado la base para hacer mucha investigación para escribir. Me sentía frustrada como periodista, porque siempre tenía que contar historias que podía escribir de manera muy bella, y no podía. Fue una especie de liberación.

–¿Fue más fácil hacer una novela desde el punto de vista de las mujeres?

–He escrito más sobre hombres que sobre mujeres. No sólo el libro de memorias de mi padre, sino también la novela que publicaré en abril del próximo año. En esta ocasión quería cambiar la manera tradicional en que se habla de África, porque normalmente era un hombre europeo quien imponía su visión. Quería cambiar la perspectiva totalmente.

–¿Cómo se gestó la historia?

–Cuando escribía sobre mi padre, mi tía mayor, de 80 años de edad, estaba contando la historia de su familia desde 1890 hasta la fecha, historias maravillosas de mi bisabuelo, militar, y de su bisabuela, que era princesa. La tía no hablaba inglés y yo no hablaba el idioma nativo; me impactó por la belleza de lo que contaba. Murió un año después y, si no hubiera preguntado a mi tía todas esas historias, habrían muerto con ella.”

Fuente: La Jornada

El Jardín de las mujeres – Aminatta Forna

Como en  El jardín de las mujeres también en la vida de la escritora hay una carta. El padre de Aminatta Forna escribió “una carta, una hora antes de ser ejecutado, que fue publicada en la prensa y en la que describía lo que pasaría si no se acababa con la dictadura». Decía que “se terminaría el estado de derecho, que el país acabaría en la anarquía. Y eso fue lo que pasó», le contaba a EFE la escritora. Forna habla sobre su padre, un médico de Sierra Leona que había llegado a Escocia para estudiar medicina. Cuando regresó a África se sintió atraído por la política, convirtiéndose en ministro de finanzas. El régimen impuesto por la dictadura le torturó, y sobornó a cuatro hombres para que dieran falso testimonio contra él. Fue ahorcado por “traición» en 1975.

The Devil that Danced on the Water (no traducida al castellano) fue su primera novela y se basó en la investigación que llevó a cabo para llegar a conocer a aquellos que habían conducido a la muerte a su padre de la muerte de su padre (cuando sucedió ella tenía solamente 10 años y durante mucho tiempo desconoció lo sucedido). La escritora solamente cambió un nombre al escribirla: el de uno de aquellos cuatro hombres que habían sido comprados para mentir sobre su padre. “Cambié su nombre porque él era un pobre hombre, vulnerable al tipo de venganza y cruel linchamiento en las calles que suele acontecer después de una guerra civil”

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Aminatta Forna. 2006. Fotografía: The Independent

Su segunda novela fue El jardín de las mujeres. Abie vuelve a África para reclamar una herencia que su abuelo le legó al morir: los cafetales en los que solía jugar de niña en la aldea ancestral y con la vuelta llegaran los recuerdos.

Es cierto que hay muchas historias en este libro. Es cierto que las protagonistas son mujeres, cuatro aunque a menudo parezcan una. Es cierto que es un texto repleto de escogidas palabras que van haciendo crecer un inmenso jardín a nuestros ojos en donde las mujeres se reúnen y hablan. Es cierto que las palabras escogidas son bellas y logran pasajes luminosos de los que una no querría salirse nunca. Es cierto todo eso y mucho más.

Este libro es un lento susurrar a nuestro oído con sonidos de un África lejana en el tiempo, ancestral y repleta de tradiciones, donde las mujeres leen piedras, hasta un continente inmerso en guerras y conflictos que, sin embargo, lucha por salir adelante.

Cada una de estas historias, enmarcadas en un tramo histórico que va desde 1926 hasta 2003, tiene múltiples lecturas. La historia conmovedora de la joven Shera que quiere unos zapatos rojos, es también la del deseo de occidentalizarse. La del joven Janneh, que desaparece por denunciar la corrupción en su país, es también un poco la del propio padre de la escritora. La Noche de Reyes de Mariama, que nos transmite las vivencias y el dolor encerrado en la mente de la que ha visto la muerte, el horror y la guerra, es también la del intento del que llega de fuera para ayudar; en este caso el psicólogo Lockheart, que intenta ayudar a la gente a superar los traumas de la guerra, sin llegar a conseguirlo.

Aminatta Forna escoge a sus protagonistas (cuatro mujeres) para darle la vuelta a las ideas previas que se vierten sobre las mujeres africanas. Y, además, nos habla sobre los sueños y las frustraciones, sobre el amor y el deseo, los cuales no tienen porqué ir unidos, sobre la sumisión, sobre la traición masculina, sobre ser fiel a uno mismo, sobre las catástrofes externas y las internas y sobre el afán por vivir, a pesar de los pesares, con toda la intensidad posible.

El libro habla sobre la opresión de los ricos sobre los pobres, de la corrupción del poder y de la dificultad de plantar cara al abuso, a la injusticia; narra sobre la importancia de la implicación personal, sobre la triste hipocresía de una sociedad que valora de manera más negativa la venganza de una mujer herida que el adulterio del hombre. Habla sobre la gente que decide intentar poner en marcha mecanismos de libertad, de gente idealista que cree en el cambio, de las desilusiones cuando vemos que aquellos a los que amábamos no están a la altura, que se ocultan bajo el ala y prefieren no tomar partido.

La verdadera riqueza, tal y como descubrirá Abie, la protagonista, la encontrará, no en el pedazo de tierra que le han legado, sino en el reencuentro con el pasado de su familia, en las historias que sus tías le cuentan, en las vidas que se encuentran agazapadas en ellas; en todas esas contradicciones, costumbres, ritos,  consejos; en todas esas desilusiones, traiciones y olvidos. En definitiva, en todo lo que para estas mujeres es amado, digno de ser recuperado y contado.

Fuente: literáfricas

Día de las escritoras

VIII edición: El placer, la alegría y la risa de las mujeres

Logo Día de las Escritoras

Este año queremos hacer del día de las escritoras una jornada de doble celebración. Celebración de una escritura y de una manera de percibir la realidad silenciada durante mucho tiempo, y celebración de esa expresión del gozo, la alegría y la risa que a menudo también es un tabú para mujeres educadas en la abnegación, el comedimiento y el sacrificio.

El 16 de octubre vamos a reír y a hablar del placer.

El placer ante el disfrute de la naturaleza, los viajes, la comida, los conocimientos; el placer del erotismo sin culpabilidad, de la lectura y la escritura; la afilada sonrisa de la sátira y el sentido del humor como tabla de salvación en los tiempos más aciagos… Porque la risa y la alegría son transgresoras en sociedades que aún exigen a las mujeres un cierto recogimiento y modestia. Sometimiento y silencio. El 16 de octubre vamos a hacer armónicamente ruido.

Las voces, en castellano, catalán, gallego y euskera, nos llegarán de una orilla y otra del océano Atlántico y puede que la música también evoque el lado más luminoso de la fiesta…

Marta Sanz, comisaria de la VIII Edición del Día de las Escritoras 2023

Jaione Camborda conquista la primera Concha de Oro para una cineasta española

30 septiembre, 2023

O corno es la primera película en gallego en participar en Sección Oficial en Zinemaldia

Hovik Keuchkerian se alza con la Concha de Plata a la mejor interpretación de reparto por Un amor, de Isabel Coixet

El máximo galardón de Zinemaldia 2023 se queda en España. En su edición número 71, en la que por primera vez tres mujeres de nuestro cine aspiraban a ‘la Concha’, la donostiarra Jaione Camborda hizo historia al conquistar la primera Concha de Oro para una cineasta española, y lo hizo con una película en gallego, la primera de la sección oficial a concurso: O corno. La cineasta francesa y presidenta del jurado Claire Denis fue la encargada de entregar al segundo largometraje de Camborda –una historia situada en 1971, en la frontera de Galicia con Portugal, que tiene la maternidad y el derecho al aborto como temas centrales– el premio más importante del certamen vasco, que también reconoció a Hovik Keuchkerian con la Concha de Plata a la mejor interpretación de reparto por Un amor, de Isabel Coixet. El palmarés se completó con Kalak, la segunda película de la directora sueca Isabella Ellöf, que recibió dos premios –especial del jurado y fotografía–, el mismo número de reconocimientos que logró la comedia argentina Puan –guion y mejor interpretación protagonista para Marcelo Subiotto, galardón este último ex aequo con el intérprete japonés Tatsuya Fuji por Great Absence–; y con la historia taiwanesa Un viaje en primavera con la Concha de Plata a la Mejor Dirección.

Acompañada por sus productoras, Andrea Vázquez y María Zamora, a las que agradeció su apoyo “porque no es fácil financiar un proyecto de autor”, Jaione Camborda no ocultó su emoción por recibir la Concha de Oro a la Mejor Película “en la ciudad que me vio crecer y junto a gente tan querida”. La directora, que debutó en el largometraje con Arima, declaró que había visto en Zinemaldia cine “de muchas culturas, géneros, idiomas y sensibilidades. La diversidad no hace más que enriquecernos y hacernos más libres”, y no se olvidó de los referentes “que nos abrieron camino y nos iluminaron. Comparto este premio con las cineastas que están por venir y que serán referentes para las siguientes”, apostilló.

Camborda pisó el Kursaal con esta producción interpretada por la artista Janet Novás, escenario al que también subió Hovik Keuchkerian, a quien su personaje de ‘El alemán’ en Un amor, la adaptación al cine firmada por Isabel Coixet de la novela de Sara Mesa, le valió su primera Concha de Plata como Mejor Actor de Reparto. Actor, escritor, poeta, boxeador Keuchkerian se deshizo en halagos con la directora y guionista catalana. “Es valiente, tiene coraje, arrojo, es una crack absoluta. Isabel, te quiero mucho”, confesó el actor, para quien todo equipo –“y en esta Concha está todo el equipo de Un amor– necesita “un entrenador al que preguntar y en el que refugiarse. Con Isabel Coixet se pueden hacer las jornadas más cortas, se puede rodar con calma, se puede disfrutar en el set”, resaltó el actor, que dedicó el premio a su padres, mirando hacía arriba y levantando el galardón.

Palmarés

SECCIÓN OFICIAL

Concha de Oro a la mejor película: O corno, de Jaione Camborda

Premio Especial del Jurado: Kalak, de Isabella Ellöf

Concha de Plata a la mejor dirección: Tzu-Hui Peng y Ping-Wen Wang, por A Journey in Spring (Un viaje en primavera)

Concha de Plata a la mejor interpretación protagonista: ex aequo para Marcelo Subiotto (Puan) y Tatsuya Fuji (Great Absence)

Concha de Plata a la mejor interpretación de reparto: Hovik Keuchkerian, por Un amor, de Isabel Coixet

Premio del Jurado a la mejor fotografía: Nadim Carlsen, por Kalak

Premio del Jurado al mejor guion: María Alché y Benjamín Naishtat, por Puan

OTRAS SECCIONES

Premio Kutxabank-New Directors: Bahadur The Brave, de Diwa Shah

Premio Horizontes: El castillo, de Martin Benchimol

Premio Zabaltegi – Tabakalera: El auge del humano 3, de Eduardo Williams

Premio del Público: La sociedad de la nieve, de J.A.Bayona

Premio del Público a la Mejor Película Europea: Yo, capitán, de Mateo Garrone

Premio Irizar al cine vasco: El sueño de la sultana, de Isabel Herguera

Premio TCM de la juventud: La estrella azul, de Javier Macipe

Premio RTVE Otra Mirada: The Royal Hotel, de Kitti Green

PREMIOS PARALELOS

Premio Dunia Ayaso: Creatura, de Elena Martín Gimeno

Mención especial Dunia Ayaso: Mientras seas tú, de Claudia Pinto

Premio Agenda 2030 Euskadi Basque Country: Los indeseables, de Ladj Ly

Premio FIPRESCI: Esto va a doler, de Christos Nikou

Premio Feroz Zinemaldia 2023: Un amor de Isabel Coixet

Premio Cooperación Española: La estrella azul, de Javier Macipe

fuente: academia de cine

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