JOSEFINA DE LA TORRE
(Las Palmas de Gran Canaria, 1907- Madrid, 2002)
Una de las grandes figuras de las letras canarias, y españolas, del siglo XX. Personalidad desbordante que abarca ámbitos tan diversos como la Literatura, el Cine, el Teatro y la Música.
La menor de los seis hijos de Bernardo de la Torre y Cominges y de Francisca Millares Cubas, pertenece a una familia de artistas (era prima del pintor Néstor de la Torre y tía de Manuel Millares) de la burguesía culta y liberal de las Islas Canarias.
Por estar dotada para la música —además de componer, tocaba el piano, la guitarra y el violín— su formación inicial se orienta hacia esa actividad aunque, ya en 1914, compone sus primeros versos dedicados al escritor canario Benito Pérez Galdós.
En 1924, realiza su primer viaje a Madrid donde, de la mano de su hermano Claudio, Premio Nacional de Literatura de ese mismo año, conoce los ambientes literarios y artísticos de la vanguardia madrileña entablando amistad, entre otros, con Buñuel, Dalí, Alberti, Lorca o Cernuda.
En 1927, venciendo ciertas reticencias de su familia, vuelve de nuevo a la capital para estudiar canto en la academia de Dahmen Chao, y da varios conciertos. Además, formará parte, como soprano, de la Compañía de Zarzuelas del maestro Sorozábal interviniendo, asimismo, como solista, en la Orquesta Sinfónica de Madrid. No será, sin embargo, hasta 1935 cuando se instale definitivamente en Madrid; el año anterior fue la única mujer, junto a Ernestina de Champourcin, incluida por Gerardo Diego en su selección Poesía española. Antología (Contemporáneos). Durante la Guerra Civil, tuvo que volver temporalmente a las islas y publicar, con el seudónimo de Laura de Cominges, “novelas románticas y de misterio para señoritas de provincias” en la colección La Novela Ideal, como medio de sobrevivir durante la contienda.
Por otra parte, continúa su obra poética colaborando en varias revistas literarias. En 1927 había publicado su primer poemario Versos y estampas con prólogo de Pedro Salinas, al que ella consideraba su maestro y del que recibió gran influencia, y en 1930 aparecen los poemas considerados más emblemáticos de su obra: Poemas de la Isla. (Salinas habló de ella como de “la muchacha-isla” por las connotaciones insulares de su obra.) Su poesía sigue de cerca el estilo de las vanguardias artísticas de la época; no en vano, Josefina de la Torre ha sido considerada “la última voz del 27”. Su tercer poemario, Marzo incompleto, apareció en 1947 en las páginas de la revista Fantasía, y el cuarto, Medida del tiempo, permaneció inédito hasta 1989.
En 1940, tras una larga experiencia como actriz colaborando en los proyectos teatrales y cinematográficos de su hermano Claudio (como en el vanguardista Teatro Mínimo que él había dirigido, siendo ambos muy jóvenes, en su entorno familiar), debuta profesionalmente en Madrid, donde llegará a ser primera actriz del Teatro Nacional María Guerrero disfrutando de una época de esplendor como actriz de teatro durante la década de los sesenta; años en los que conoce, además, al que sería su marido, el actor Ramón Corroto. Trabajó también con otras compañías teatrales de prestigio en el programa Teatro Invisible de Radio Nacional y en Televisión Española, sin dejar de compaginar estos trabajos con la escritura de novelas cortas.
En el año 2000 fue nombrada académica honoraria de la Academia Canaria de la Lengua. En 2002 recibió la Cruz de la Orden Islas Canarias y fue nombrada Hija Predilecta de Las Palmas. El 12 de julio de ese mismo año murió en su casa de Madrid. Su legado fue depositado en la Casa-Museo Pérez Galdós (Las Palmas).
LITERATURA
Los fundamentos poéticos de su obra participan de los principios generales que confirman la Generación del 27 y que son apreciables en la voz de los poetas que la integran: sencillez formal, lirismo interior y un lenguaje cercano a la expresión popular. Ernestina de Champourcin y Josefina de la Torre son las dos únicas mujeres que Gerardo Diego incluyó en su Antología Poesía Española (Contemporáneos), de 1934.
Adscrita por la crítica a la órbita estética de Pedro Salinas, quien prologa su primer poemario, Versos y estampas (1927), su creación poética recibió desde los inicios la atenta mirada de su hermano Claudio de la Torre, Premio Nacional de Literatura en 1924. Fue justamente Pedro Salinas quien acuño la definición de «Muchacha-Isla» para referirse a las resonancias claramente insulares de la poética de Josefina de la Torre y que resultaría, a la postre, el rasgo diferenciador de su poesía en el conjunto de la Generación del 27.
A Versos y estampas le siguen Poemas de la isla (1930), poemario emblemático de toda su obra. En 1968 se publica su tercer poemario, Marzo incompleto, y, tras un prolongado y voluntario silencio poético, se publica Medida del tiempo, recogido en la Antología sobre su obra que publica Lázaro Santana en la colección Biblioteca Básica Canaria en 1989.
Durante los años ochenta, Josefina de la Torre escribe el poemario Él, su último poemario, manuscrito e inédito.
MÚSICA: De Barbieri a Debussy
Su formación inicial se orienta hacia la música, toda vez que su tío Néstor de la Torre, barítono, advierte en ella cualidades excepcionales para el canto, estudios que compagina, en Gran Canaria, con los de piano, violín y guitara. En 1927 pasa largas temporadas en Madrid donde perfecciona sus estudios de canto en la escuela de Dahmen Chao.
En 1935, Josefina de la Torre fija su residencia en Madrid con el propósito de dedicarse a la música. En febrero de ese mismo año da un concierto en el Teatro María Guerrero que se anuncia como Concierto de 1900 y en el que está acompañada l piano por el escritor Cipriano Rivas Cheriff.
«(…) Josefina cantó canciones de Tosti y Denza; fragmentos de óperas de Puccini y de Massenet; romanzas de zarzuelas de Barbieri, Caballero y Chapí. Quizá la parte del concierto que más sorprendió al público fueron las habaneras de lánguido ritmo que Josefina interpretó con su talento, su fino humor, su
gracia criolla, acompañándose ella misma a la guitarra» (Josefina de la Torre, Poemas de la isla. Lázaro Santana.BBC, 1989).
Otros escenarios recogieron la huella de Josefina de la Torre como cantante: el Lyceum Femenino, el Club Medina, el Instituto San Isidro de Madrid, el Monumental Cinema o la Residencia de Estudiantes.
Fue en este último escenario donde, en 1936, ofreció un memorable recital interpretando canciones de Fauré, Debussy, Esplá, Saint-Saëns… Un amplio registro que prueba la versatilidad de su voz y su sólida formación, como certifica su ingreso en la Orquesta Sinfónica de Madrid y en la Compañía de Zarzuelas del maestro Sorozábal.
Josefina de la Torre compuso sus propias partituras, una de ellas lleva por título Puerto de mar.
TEATRO: Del Teatro Mínimo a primera Actriz del María Guerrero
Josefina de la Torre comenzó como actriz en una experiencia familiar en la casa de la playa de Las Canteras, (Las Palmas de Gran Canaria), donde funda a finales de los años veinte del pasado siglo un pequeño escenario, Teatro Mínimo, que dirigía su hermano Claudio de la Torre y que sería calificado en la prensa madrileña de la época como una versión insular de El Mirlo blanco barojiano.
Su mayor éxito profesional sobre los escenarios ocurre en 1940, año en que debuta como primera actriz en el Teatro María Guerrero con la obra La rabia / La cena del Rey Baltasar, basada en la obra original de Pedro Calderón de la Barca y dirigida por Luis Escobar.
En 1946 funda su propia compañía de comedias, junto a su marido, el también actor Ramón Corroto. Contando siempre con la dirección artística de su hermano Claudio de la Torre, esta compañía lleva a escena una quincena de obras, entre otras: El caso de la mujer asesinadita, de Miguel Mihura, y Casa de Muñecas, de Henrik Visen.
Otras compañias contaron con Josefina de la Torre como actriz: Nacional de Cámara y Ensayo del Teatro María Guerrero, DIDO pequeño teatro, T.O.A.R. y el Teatro Nacional de Cámara y Ensayo del Teatro Español.
Durante los años sesenta del siglo XX trabajó en prestigiosas compañías como las de Amparo Soler Leal, Nuria Espert, María Fernanda D’Ocon o María Luisa Ponte. En muchas de ellas compartió cartel con su marido, Ramón Corroto.
Formó parte del cuadro de actores de Radio Nacional en el Teatro Invisible y, posteriormente, en Radio Madrid. Su última aparición como actriz fue en la serie de Televisión Española Anillos de oro, en 1983, junto a la actriz y guionista de la serie, Ana Diosdado.
CINE: Memorias de una estrella
El mundo del cine, entre los años de 1934 a 1945, le permite abordar, como corresponde a su personalidad polifacética, trabajos no sólo como actriz, sino como ayudante de dirección, guionista y columnista de la revista cinematográfica `Primer Plano´.
Llegó por primera vez a los estudios de la Paramount en Joinville (Francia) en 1931 y tres años más tarde comienza a trabajar en labores de doblaje para esta productora norteamericana. Durante esta etapa coincide con un viejo amigo, Luis Buñuel, con quien comparte tareas de doblaje bajo las órdenes de Claudio de la Torre en la película Miss Fanes’s Baby is Stolen, (Un secuestro sensacional), de Alexander Hall, estrenada en España en 1935.
Su primer papel importante fue en la película Primer amor, dirigida por Claudio de la Torre. A ésta le siguen: La blanca paloma (Claudio de la Torre); Y tú, ¿quién eres?, (Julio de
Flechner); Misterio en la marisma (Claudio de la Torre); El camino del amor (José María Castellví); Una herencia en París (Miguel Pereyra) y La vida en un hilo, su último trabajo de la mano de Edgar Neville.
Entre 1943 y 1944 mantiene una intensa actividad cinematográfica que compagina con su labor en la revista Primer Plano, en cuya portada aparece en dos ocasiones, y donde ejerce, además, como articulista y entrevistadora de las estrellas emergentes del celuloide. Pero, tras su trabajo con Edgar Neville, decide abandonar el mundo del cine y regresa a la Literatura. Publica Memorias de una estrella, novela que narra la historia de una actriz que abandona el cine en pleno éxito.
Durante estos años Josefina de la Torre no abandona su labor como actriz de doblaje. Su sólida voz será su actividad más nutricia. Es la voz de estrellas del celuloide como Martin Carol, aunque en este punto hay que destacar el que es su doblaje emblemático: Josefina de la Torre prestó su voz en castellano Marlene Dietrich.
MIS AÑOS (marzo incompleto)
Mis años compañeros,
Años míos, inciertos,
Niños desordenados,
Al salir del colegio…
Ya son dos y son tres,
Compás del mismo tiempo,
Maravilla segura
De inagotable anhelo…
Mi corazón latió
Veintitrés balanceos
Mi corazón amigo,
Buen profesor pequeño.
Y hoy no sé qué me pasa…
Y hoy no sé lo que tengo…
¿es uno más, amigo?
¿uno más…o uno menos?
NOCHES…. (Medida del tiempo)
Noches sobre la playa: rumor de orilla fresca.
Blanco batir de remos que la sombra sorprende.
Sobre la barra grande los hachones de pesca,
Yun cuerpo perezoso que en la arena se tiende.
En lo alto de la Isleta del faro gira y gira.
Un denso olor a algas… Venus, la Osa Mayor…
Rasguea una guitarra. Una mujer suspira.
La brisa trae armas de madreselva en flor.
Y en las noches de luna, sentados en la acera,
Al ritmo melodioso de una antigua habanera
Lánguida y cadenciosa con su aire dulzón,
Evocar las figuras de la memoria mía
(los padres, el hermano, Dolores y María)
Envuelta entre los pliegues de un viejo pañolón.
fuente: http://www.josefinadelatorre.com // Real Academia de la Historia