Recuerdos de un perrito de mierda, de Marta Alonso Berná

Marta Alonso Berná: La portavoz de los excéntricos

‘Recuerdos de Perrito de Mierda’ fue el asombroso primer álbum de Marta Alonso Berná, que un buen día cambió la informática y el arte conceptual por el cómic

Tereixa Constenla

TEREIXA CONSTENLA

01 AGO 2015 – 20:40 CEST

Dibujo de Marta Alonso Berná para la serie 'Viñetas al sol'.
Dibujo de Marta Alonso Berná para la serie 'Viñetas al sol'.

Marta Alonso Berná (Barcelona, 1971) es, de momento, autora de un solo cómic. Pero es probable que se trate de la dibujante que más libros ha firmado para perros.

Aunque las mascotas no guardan cola, tienen unos dueños obsequiosos que se ocupan de hacerlo por ellas. “Me llevan las fotos para que les dibuje y les dedique el libro a Chuchi o comoquiera que se llame el perro”, relata divertida. Marta Alonso Berná es la autora de Recuerdos de Perrito de Mierda (Dibbuks, 2014), surreal, naíf, hilarante y tierno cómic, que lleva de la carcajada a la mueca pasando por la sonrisa. Los protagonistas de esta tragicomedia son una catedrática de Filosofía llamada María Fuencisla, que escribe ensayos sobre “la percepción nonagenaria de la realidad”, y un chihuahua epicúreo llamado Sartre II. Y hasta aquí debemos leer.

El álbum es la respuesta que la autora se dio a sí misma. “Un día mientras iba por la plaza de San Ildefonso vi a una señora con una bolsa de la compra muy grande y un perrito muy pequeño, y me pregunté qué pasaría si aquella bolsa grande caía sobre aquel perrito pequeño”. Dibujó una historieta corta y ganó un premio. Luego hizo otra entrega y ganó otro. Y así, entre capítulos entrecortados y premios animosos, fue desenvolviendo una historia que, cuando de verdad tomó forma, fue a partir del nacimiento de su hija Leah en 2011. Un día que a la pequeña le preguntaron a qué se dedicaba su madre, balbuceó con paradójica claridad:

Nomadismo en cuerpo y alma

Marta Alonso Berná tiene espíritu nómada. Ha vivido en Angulema, Berlín, Nueva York y ahora se debate entre seguir en Olmedo (Valladolid) o trasladarse a Bristol. Las mudanzas también afectan a lo profesional. Estudió Ingeniería Informática y animación por ordenador. A pesar de que sus cortos recibieron premios, no acabó de convencerle una actividad donde solo era parte de una cadena y no dueña total de la obra. En 2010 se licenció en Bellas Artes. Intenta vivir del cómic y del dibujo. En 2013 participó en el libro colectivo ‘Nueve preguntas’ (Dibbuks) y, un año después, publicó ‘Recuerdos de Perrito de Mierda’ (Dibbuks).

—A perrito de mierda.

Se desconoce cómo encajó la revelación el interlocutor de Olmedo. Porque entonces la creadora se había mudado a la pequeña localidad (menos de 4.000 habitantes) de Valladolid, una parada exótica en la ruta que hasta entonces se había trazado por Berlín, Angulema, Madrid o Nueva York. Convengamos que elegir como protagonistas a un chucho —por más pedigrí que tenga— y una viuda —por mucha filosofía que maneje— resulta una excentricidad en estos tiempos. No parece que a Alonso Berná, que renunció a continuar una carrera en el mundo del arte conceptual —ha expuesto en Nueva York, Berlín, Madrid y Curitiba, entre otros lugares— y en la animación —a pesar del reconocimiento que obtuvo con sus primeros cortos—, le intimiden los seres raros, los giros biográficos o las tramas inverosímiles.

Su próximo cómic, Bárbara Maravilla, mantiene la onda: una mujer que se acerca los 40, que vive con sus padres, que trabaja como ingeniera informática y que es tímida hasta la tara, recibe de pronto un superpoder que pondrá su realidad patas arriba. “Está inspirado en alguien que conocí, que no se relacionaba con nadie y sólo salía de su casa para trabajar. Al final si no te relacionas con nadie desarrollas una forma de independencia, un tanto enfermiza, pero independencia”, reflexiona por teléfono. “En la cultura faltan mucho las voces de las mujeres, yo he conocido a muchas que me han llamado la atención por su independencia y que apenas están representadas”, añade.

María Fuencisla la filósofa lo es, aunque su estética convencional invite a confundirla con una atareada ama de casa sin más pasado que la vida doméstica. Tampoco la historietista se resigna a circular por un carril predeterminado por la vida. Quería hacer Bellas Artes y la rechazaron. Así que lo consiguió en su segunda intentona. Estudió Ingeniería Informática. Fue programadora sin convicción. Tanteó luego el mundo de la animación después de hacer un máster en Angulema. Expuso sus creaciones en galerías internacionales. Recibió algunos premios por sus cortometrajes (Papou&HoraciousWhy me, Why not you?) pero había algo que tenía que ver con la independencia que la desató definitivamente del mundo audiovisual. “Soy muy autora, y muy reticente a formar parte de una gran cadena. En el mundo de la animación vi que podía ser una pieza del engranaje, pero que no podía controlar todo el proceso ni el resultado”.

fuente: El país

‘Recuerdos de Perrito de Mierda’, de Marta Alonso Berná

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Editorial: Dibbuks.

Guión: Marta Alonso Berná.

Dibujo: Marta Alonso Berná.

Páginas: 132.

Precio: 16 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Marzo 2014.

Qué difícil es encontrar un calificativo adecuado para Recuerdos de Perrito de Mierda. Es difícil, pero lo es el mejor de los sentidos. Difícil porque no para de sorprender con su humor, con su planteamiento, con su surrealismo, con su rocambolesca historia y con sus trabajados y excéntricos personajes femeninos. Difícil porque es algo tan peculiar que una simple etiqueta no hace justicia a las pretensiones de Marta Alonso Berná en esta su primera novela gráfica. Podríamos quedarnos con «sorprendente», pero quizá eso lleve a algún lector a pensar que lo es en el sentido de descolocar al lector de mala manera. Y no es así. Podría usarse «entrañable», pero es que en la historia subyace una mala leche muy divertida. Y podríamos usar justo ese, «divertida», pero con eso no se alcanza a valorar en su justa medida el notable esfuerzo narrativo que hay en el tebeo, con varios flashbacks que van tejiendo una historia más compleja de lo que podría parecer en un primer y apresurado vistazo a sus páginas. Entonces, ¿qué es Recuerdos de Perrito de Mierda? Sobre todo, una rareza que esas que hacen que merezca la pena apostar por autores jóvenes que se presentan a los lectores de cómics.

Si no fuera por lo que ya adelanta su título, el arranque de Recuerdos de Perrito de Mierda apunta a que vamos a leer una comedia costumbrista sobre el chihuahua de una mujer mayor, pero un accidente cambia por completo la perspectiva de la historia y añade el surrealismo en el relato, ya de forma irreversible. Y es que si hay algo que destaca a lo largo de la lectura de esta novela gráfica es el cambio radical de perspectiva. Van cambiando los personajes centrales, cambia lo que se ve, cambia el tiempo en que se narra la historia. Todo cambia y, al mismo tiempo, sigue siendo lo mismo. Paradójico pero perfecto para explicar qué es exactamente Recuerdos de Perrito de Mierda. Porque, en realidad, nunca salimos del entorno de María Fuencisla, la dueña del perro. Y ese pequeño animal, de nombre Sartre II, no deja tampoco de estar presente en todo la narración. Y por eso, por mucho que ese surrealismo ya comentado parezca ser su principal característica (inevitable verlo de esa manera tras el memorable y sorprendente final que orquesta Alonso Berná), lo entrañable forma parte también de su esencia.

A eso contribuye su estilo como ilustradora. Es básicamente caricaturesco pero también, de nuevo, entrañable. No hay burlas hacia los personajes, hacia la cuadrilla de amigas de María Fuencisla que acuden en su ayuda en los malos momentos o en el retrato del pequeño animal que da título a la novela gráfica de una forma tan peculiar. Alonso Berná incluso se permite el lujo de reírse con el lector en su fantástica manera de mostrar el mundo onírico, integrando partes de los sueños de María Fuencisla en su propia narración (uno de los cambios más notables que afectan a la protagonista desde el punto de vista visual lo adopta precisamente en el final de esa secuencia). Además de las divertidas ilustraciones que compone, es más que notable el uso del color, tanto para personalizar los flashbacks como para dar emotividad a las escenas. De esta forma, Recuerdos de Perrito de Mierda no deja de sorprender en ningún momento con su decidida originalidad, y su apuesta por unos personajes muy poco habituales en el cómic contemporáneo y unos temas nada fáciles de tratar desde una perspectiva satírica. Porque, en realidad, la novela gráfica habla de la pérdida de los recuerdos y de la nostalgia, sólo que lo disfraza de una forma irresistiblemente divertida.

fuente: cómic para todos

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